Una encuesta realizada en 2014 por Moody’s Analytics ya revelaba que los jóvenes han reducido su capacidad de ahorro en un -2%, concretamente la franja de edad menor de 35 años. Esta tendencia ha seguido en los últimos tiempos y se ha acentuado por la crisis mundial y por el cambio entre las costumbres de la juventud actual. El Ahorro ha pasado a un segundo plano ocupando su lugar el hábito de gastar por encima de lo que se ingresa, provocando en consecuencia un balance negativo en las cuentas bancarias de los jóvenes, al contrario que otros perfiles más maduros que mantienen un balance de ahorro positivo.
A pesar de que la educación financiera empieza desde pequeños hoy día el cambio vertiginoso en todos los ámbitos de la vida ha hecho que los jóvenes se dediquen a vivir sin pensar en el día de mañana. Sólo un porcentaje muy pequeño de ellos se dedica a ahorrar una parte de lo que ingresa. Las principales razones son la inestabilidad laboral y la mala situación económica que han provocado que no tengan trabajos estables y no puedan generar tanto dinero como para poder guardar una parte.
La crisis
La crisis
La crisis y el encarecimiento de los precios unido a los bajos sueldos forman una tela de araña que atrapa a los jóvenes en su red. Algunos de ellos directamente no generan ingresos de ningún tipo y viven con sus padres debido a la imposibilidad de poder pagarse una casa propia o vivir del alquiler. Otros tienen que ayudar a sus familias o sus sueldos son muy pequeños. También puede ser que surja un desembolso inesperado como tener que pagar por una operación o cubrir una rotura. Por esta u otras razones el dinero se va en gastos sin tener nada que ingresar en la cartilla de ahorro.
Falta de trabajo
Falta de trabajo
La falta de trabajo entre los jóvenes es una realidad que se puede ver día a día. A pesar de que la mayoría suelen tener formación superior o universitaria sus diplomaturas no les sirven de nada en un mundo que acusa una preocupante falta de puestos de empleo y que pide experiencia laboral de la que los recién licenciados suelen carecer. El trabajo que más se ofrece a los jóvenes hoy día suele ser a tiempo parcial y en puestos peor remunerados, como camareros o limpiadores. Y aunque se encuentre un empleo que genere un sueldo estable este va a parar normalmente a pagar las deudas contraídas durante los años de estudio.