Los comercios tuvieron que acelerar la implementación del ecommerce producto de los embates provocados por la pandemia. El reto estaba en evitar el contacto entre personas, al tiempo que debían evolucionar para no morir en el intento.
La forma de vender también cambió y por eso el pago digital se convirtió en el salvavidas para empresarios que deseen aumentar ventas digitales.
De acuerdo con el informe OBSERVATORIO ECOMMERCE Perú 2020 de la Cámara Peruana de Comercio Electrónico (CAPECE), la mencionada industria en el país creció 50%, moviendo US$ 6,000 millones.
A raíz de esto, varias empresas ofrecieron la solución de pagos para ventas a través de páginas web, WhatsApp o redes sociales. Con esto, el objetivo era seguir creciendo de forma segura, mejorar la experiencia de los clientes y optimizando los costos operativos y administrativos.
Esta solución tecnológica ofrece ventajas, algunas incluso aún no descubiertas, para los negocios interesados en incrementar sus ventas en línea. Entre los beneficios destacaron integración de soluciones de pago online en una misma plataforma; experiencia de pago única mediante reportes personalizados para inteligencia de negocios y sistemas inteligentes antifraude.
En esta línea se puede afirmar que los recursos digitales son esenciales con el objetivo de atraer nuevos clientes por medios de plataformas digitales, tales como redes sociales y sitios web, alcanzando la fidelidad de los clientes y maximizar la seguridad de negocio y del comprador.
El reto está, entonces, en que los próximos años será clave que las empresas brinden formas de pago con la menor fricción posible, además de que sean seguras y flexibles, adaptándose a todo tipo de perfil de usuario. Son cinco las tendencias claves, en cuando a pagos, para las empresas tras la pandemia:
- Pagos ágiles. Una de las mayores necesidades de las empresas es contar con medios de pago con baja fricción, es decir, que el proceso se haga de la manera más ágil, intuitiva y clara posible. Uno de los mejores aliados en ese sentido es la integración del cobro recurrente, que permite ingresar tarjetas a las plataformas de e-commerce para luego validar los pagos sin redirecciones a páginas bancarias o de autenticación. También será importante ofrecer sitios o apps con procesos simples y directos para el pago, evitando que las personas abandonen el proceso.
- Sin contacto. La interacción física directa es una de las costumbres que más se ha visto trastocada por la pandemia, y eso, en cifras sobre el uso de efectivo, repercutió también en el uso de efectivo. Esto potenciará la aparición de los contactless, que tibiamente aparecen en el mercado latinoamericano.
- Un futuro con posibilidades. Se habla de un nuevo formato e-commerce (que ya no ofrece productos en un sitio web, sino que directamente en una red social), en el que las empresas y pymes no están necesariamente entregando soluciones de pago. Aquí es donde las empresas que procesan directamente la compra en redes sociales ganarán terreno, impulsadas en gran parte por la llamada “generación z”. Una de las innovaciones en esa línea son los Smartlinks, que se comparten al consumidor y consisten en un micrositio que procesa el pago de manera directa, sin derivar a usuarios a otros sitios web o páginas bancarias.
- Seguridad. En tiempos donde los ciberataques son un tema recurrente en los medios de comunicaciones, una de las claves para el comercio electrónico está en entregar seguridad a los consumidores a la hora de realizar pagos. La pandemia además trajo consigo dos fenómenos: una gran cantidad de personas que se sumó al pago electrónico y un notorio aumento en el número de transacciones que las empresas deben procesar. Por eso se debe tener especial cuidado en cumplir con altos estándares de seguridad en las transacciones y saber comunicarlos a los usuarios.
- Nuevos perfiles de usuarios. El salto de integración financiera y bancaria obligará a las empresas a contar con la mayor variedad de formas de pago posibles en sus productos y servicios. Además, deberá considerarse a los nuevos perfiles de usuarios, con acceso a pagos electrónicos sin el uso del plástico de crédito, pero con una demanda intensiva por productos digitales. A eso se suman los grupos etáreos mayores que por primera vez se integran a los pagos electrónicos.