En América Latina y el Caribe, las peores consecuencias de
la crisis sanitaria y económica de COVID-19 están aún por venir. En tiempos así
cabe preguntarse: ¿una crisis sanitaria es el momento adecuado para plantear
objetivos ambiciosos?
La innovación no es fácil pues es un desafío que lleva a
salir de la zona de confort. Además, apostar a la innovación puede ser
arriesgado, pero no innovar puede resultar un riesgo aún mayor: que la
competencia nos deje obsoletos.
La fuerza de toda empresa comienza con sus trabajadores. Si
bien algunos pueden ser creativos o innovadores por naturaleza, es necesario
brindar herramientas a todos para que nadie quede afuera de la “movida”. Las
tormentas de ideas o brainstorming, y las metodologías como triz, Lean o 5S
ayudan a pensar los procesos y productos actuales de manera más crítica y
encontrar nuevas soluciones que agreguen mayor valor.
Otro consejo es buscar un día de la semana que sea
estratégico para la creación de ideas de negocios. Empleados y nuevos clientes
pueden asistir a capacitaciones para lograr que en algún momento prefijado del
mes la gente se salga de sus problemas diarios, y busque pensar de manera
diferente.
También se pueden empezar pequeños proyectos. En muchas
empresas los empleados crean sus propios proyectos o desarrollan sus ideas
de mejora de la misma empresa, utilizando sus recursos. Mantienen el
espíritu emprendedor, dividiendo el trabajo en pequeñas partes o proyectos.
Cada proyecto debe ser manejado de manera autónoma, como una startup. Por
ejemplo, un empleado de un restaurant puede proponer un plato totalmente
novedoso y probar el éxito ofreciéndolo gratis a algunos clientes. Así se
obtiene mucha información, útil para ese u otros proyectos futuros.
Lograr este nivel de trabajo conjuntos del empleado con el
empleador requiere llegar a un nivel de confianza alto. Durante las tormentas
de ideas los empleados suelen tener ideas, pero nunca las dice por miedo. Por
eso, las propuestas deben escucharse y considerarse seriamente.
Finalmente, premiar lo que la gente piensa, participa y
arriesga es una gran motivación. De esta manera se refuerzan los
comportamientos esperados. La innovación se puede premiar con días de
vacaciones, bonos, tarjetas regalo o almuerzos.
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