miércoles, 27 de mayo de 2020

La realidad de los programas de ayuda económica en Perú


La pandemia de la Covid-19 ha afectado a las familias, ciudadanos y trabajadores en diferentes ámbitos de sus vidas. Dentro de los que han recibido el impactado por esta situación también están los empresarios y personas con pequeños negocios que se han visto obligados a paralizar sus operaciones para quedarse en casa y evitar futuros contagios.

Ante esto, como medida de ayuda a este último sector, el Gobierno peruano dispuso la creación de los programas Reactiva Perú y el Fondo de Apoyo Empresarial a las Mype (FAE Mype). 

A través de Reactiva Perú las micro, pequeña, mediana y gran empresa podrían garantizar el cumplimiento de sus obligaciones con sus trabajadores y proveedores. El fondo del programa es de S/ 60, 000 millones. Lo que destaca de este programa es que los créditos serían otorgados con tasas por debajo de un 2% anual. Por otro lado, FAE Mype alcanza a las micro y pequeñas empresas formales e informales que acceden al sistema financiero a través de nuevos créditos para capital de trabajo.

Pero, ¿este tipo de ayudas están realmente siendo suficientes para la realidad del país? Son dos puntos sobre los que se debe prestar atención. Para empezar, son muy pocas las empresas que son formales en Perú, es decir, que trabajan con RUC. Y, como Reactiva Perú está dirigido a este tipo de empresas, la mayoría, los informales se han quedado en más de dos meses de cuarentena sin poder pagar a proveedores y trabajadores. Entonces, no hay un real apoyo a la gran masa.

La formalidad no va más allá de un procedimiento por el que pasan los negocios. Al informal se le designa así porque no tiene RUC, no tributa, pero sí consume. Entonces, puede que el Estado no los incluya dentro de la ayuda porque no pagan impuestos directamente pero sí consumen. Y esto debe recalcarse. Los negocios que no tienen RUC aún así compran a mayoristas que son formales, se trasladan de un lado a otro y pagan combustible, compran productos industriales y al realizar estas actividades pagan, consumen a un formal. Por tanto, no puede hablarse de una informalidad absoluta. Si no se ayuda a los dueños de negocios informales, entonces habrá un nuevo pobre en el país del que el Estado tendrá que encargarse.

El segundo aspecto que no puede pasar por alto corresponde a la pobre cooperación que existe a quienes ejercen profesión, arte, ciencia u oficio pues pese a que cuentan con RUC no se les ha considerado en ninguno de los programas, ni Reactiva Perú y tampoco FAE Mype. Son considerados actores olvidados por el Gobierno. Es así que, se sugiere la incorporación de estos en los programas Reactiva o en FAE Mype.

Hoy el escenario está lleno de incertidumbre y a esto se suma ciudadanos descapitalizados. Los dueños de los negocios han usado su capital de trabajo para subsistir. Lo que les quedó los primeros días de la cuarentena se han usado únicamente en comprar alimento y, en algunos casos, medicamentos. Es así que, al acabar la crisis sanitaria el problema se centrará en que nos enfrentaremos a una economía menguada, con ciudadanos que solo tendrán para lo básico.

Pocos sectores van a crecer y las pérdidas del resto serán abrumadoras. El Estado, entonces, deberá pensar más en la demanda que en la oferta. El espíritu emprendedor y la innovación sobran en Perú pero en una economía afectada lo que se tienen que generar son recursos para motivar esa economía, no solo con préstamos. Lo que se debe de incentivar es el consumo.

Finalmente, resulta importante destacar que, en un futuro, las empresas que crecerán en importancia serán aquellas que integran el sector salud, bioseguridad, innovación tecnológica y las que presenten nuevas formas de contacto o acercamiento social. La innovación estará muy presente, sobre todo en las nuevas costumbres. La tecnología y la necesidad se aceleraron.

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