No es sencillo ser emprendedor en el Perú. «La misma sociedad es adversa al emprendimiento», sostiene Julio Vela, director del Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor de la PUCP. Es decir, suele haber un rechazo o prejuicio hacia la formalización de un emprendimiento, porque la mayoría de ciudadanos no están acostumbrados a experimentar situaciones de riesgo, de crisis. Sus vidas, claro, se desenvuelven en un ambiente de conformismo que los priva del desarrollo de sus capacidades creativas, pensamiento independiente y libre actuar.
Sin embargo, en los últimos años un grupo de peruanos se ha atrevido —y todavía se atreve— a dar forma a sus proyectos, ideas y sueños. Aunque estas decisiones suponen ingresar a un estado de riesgo, el compromiso y la voluntad, que nace en cada uno de ellos, es un impulso para continuar con el crecimiento de su empresa.
Estos emprendedores, por supuesto, no poseen las mismas actitudes. Los investigadores sociales observan que algunos son creativos e innovadores; otros, optimistas y resolutivos. No existe una sola dirección, una imagen fija de cómo debe ser el emprendedor en el Perú. Aun así, se ha hallado un conjunto de cualidades que permiten un buen desempeño en el trabajo. Estas cualidades son las siguientes:
- Aprender del fracaso.
- Saber escuchar.
- Trabajar en equipo.
- Planificar las tareas.
- Ser organizado y reflexivo.
- Aprovechar las tecnologías.
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