viernes, 25 de septiembre de 2020

El Perú que todos queremos.



(Por. Joel Siancas Ramírez) 

Me preguntaron hace poco, ¿cómo quiero el Perú en los próximos treinta años? Me ubiqué en el año 2050. Después de tantas desgracias en años y siglos pasados, la pandemia del COVID-19 marcó un antes y un después en nuestra sociedad. El Perú realiza una profunda transformación social, política y económica. En ese caminar entre los años 2020 al 2050 por fin pudimos disfrutar del Perú que todos queremos. 

Un Perú moderno, ordenado y culturalmente desarrollado. 
El desarrollo del país no es cuestión de ideologías sino de concertación y unidad. De no ser sólo exportadores de materia prima, sino productores y transformadores para generar niveles de riqueza. Aprovechar la ubicación estratégica en América del Sur para intercambiar comercio con el mundo y ser los líderes de la región. Proyectar nuestra cultura ciudadana basados en el orden, la disciplina y el respeto. Contribuir a la convivencia social pacífica sobre la base de lecciones aprendidas para crecer de manera exponencial en el campo tecnológico sin nada que envidiar a otros países del mundo como Corea del Sur o India. 

Educación y Salud: Construir una sociedad de confianza. 
Ordenar el sistema educativo sustentado no sólo en infraestructura de calidad, sino en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, en que sus actores cumplan su rol: familia, Estado, maestros, estudiantes y sociedad. Erradicar todo tipo de corrupción con una clara escala de valores. Fomentar una formación académica y humana en todos los niveles y ser parte de una verdadera sociedad de confianza, donde los objetivos individuales confluyan en el Bien Común. Formar personas y profesionales especializados para hacerlos más competitivos en mercados cada vez más exigentes. Mejora de la de salud pública a nivel de profesionales e infraestructura. Que las personas tengan acceso a sistemas de salud de calidad: atención oportuna, medicamentos disponibles y recursos económicos para atenderse adecuadamente. 

Un Estado árbitro que promueva el empleo para generar riqueza. 
Los esfuerzos deben confluir en generar riqueza y distribuirla de manera justa. Tolerar situaciones de convivencia entre actividades económicas para impulsar esta riqueza. El rol social del Estado está en ser árbitro y tender puentes, alimentar diálogos, no en imponer ideologías. La tecnología juega rol juega vital estableciendo sistemas integrados de información para un mayor grado de inclusión financiera y la eliminación de la pobreza, material como educativa, de todos los peruanos.

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